domingo, 25 de febrero de 2018

No hay opción

Pasaron los días en el calendario, ya nadie recuerda nada.
Recuerdo haber escuchado algo sobre la memoria muscular,
y me pareció una idiotez; hace unos días soñé que me golpeaban,
sentí el dolor. Todo fue tan real.

Los gritos y las miradas llenas de coraje, me hacen colocarme en posición fetal.
Creo que ahora tengo más fuerza que antes pero no logro vencer aquellos miedos.
Salgo a correr y por momentos te imagino, me paralizo de inmediato, le temo a un golpe.
No logro continuar y prefiero quedarme encerrada.

Algún día terminará esta mierda; todos opinan, ya pasó, que exagerada.
Pero nadie soportaría ese hijueputa dolor.
Han pasado cinco años y no te odio; solo no soporto la idea de temerte todavía.

Hay noches en las que te sueño y grito desesperadamente por despertar,
pero ni en los sueños te quiero tener cerca, no soporto ni tu presencia.
Te confundo con todos porque no recuerdo tu rostro, solo recuerdo tu sombra malvada
golpeándome una y otra vez.  

Sigo con el miedo a equivocarme en algo y que me griten o golpeen por eso.
Siempre estoy dudando y los demás no entienden por qué.
A veces quiero parecer una malota pero soy un niña asustada;
cuando les digo que se vayan a la mierda es porque quiero un maldito abrazo.

 Me estoy equivocando otra vez, lo sé.
He dejado que me hablen mal otra vez y eso no debe ser una opción.
No hay opción, no quiero pasar por eso de nuevo.


Todo es tan sencillo, no debe ser una utopía querer una buena vida,
no quiero un mundo rosa, no quiero un caballero, no quiero al hombre ideal.
Solo quiero que me tomen de la mano y que me acompañe en este camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario