sábado, 19 de agosto de 2017

Los excesos

La trillada frase "Todo exceso es malo",
esta frase deja de ser trillada cuando el exceso te está matando.

Ya expliqué que los cuerpos son aburridos,
las noches de alcohol dejan de ser interesantes,
las parejas de una noche colman la paciencia.

Pero, qué pasa con la comida,
me di cuenta que existen restaurantes sin placer,
al igual que un prostíbulo.

Comemos sin disfrutar nuestro platillo,
solamente nos atragantamos sin saborear,
quiero más pero no se que quiero.

Luego me miro al espejo y no tengo un golpe,
ahora tengo unos imagen desagradable de mí.

Unas cuantas libras de más pero no recuerdo
el momento de placer esos bocados.

Cuando se pierde el deseo y el placer,
uno pasa por la vida sin detenerse un momento.

Pero cuando apreciamos los pequeños detalles,
el café de ayer me pareció excepcional.
Esa galleta que compartí me llego al corazón,
aquella hamburguesa que me embriago con sus colores.

Dejamos de ser extranjeros cuando descubrimos el placer
de los momentos.


lunes, 14 de agosto de 2017

Sin emociones

Ya no me emocionó al ver una sonrisa,
no me sudan la manos al salir con alguien más,
no espero un beso al final de una noche.

Si me toman la mano, ya me da igual,
los lugares son los mismos;
veo como mueven los labios pero no logro escuchar más.

El teléfono sueña con sonar sin ser el despertador,
los mensajes son monosílabos.

Todos los sábados hay un plan diferente,
a veces confundo los rostros, no digamos los nombres.

Uno que otro me deja una sonrisa al otro día,
mi galería esta atascada de tanta porquería.
Las imágenes son de lugares no de sentimientos.

 La música me hace latir el corazón,
el ballet y el teatro me atraparon.

Las calles son las mismas,
siempre veo mi rostro por el retrovisor,
el pelo está en su lugar y la bolsa siempre junto a mí.

Sigo conservando el gusto de apreciar una buena fragancia,
a veces doy un halago para no parecer de cera.

El tiempo me da igual, la noche es tan corta,
las amarguras no existen pero tampoco la felicidad.

Pasan las horas, los meses y el calendario le teme
a ser inservible a fin de mes.
Le perdí el gusto a los vicios y los placeres están en receso.





Los viejos

Las viejas calles no  muestran más tus pasos,
los viejos recuerdos ya no embriagan,
todo cambio, incluso aquel perro que nos perseguía murió.

Los momentos, las esperanzas, se quedaron atrás;
cambiamos los momentos por los contratos,
mi billetera esta llena al igual que la tuya.

Tus ojos y mis ojos no se han cruzado,
nuestras manos no sentirán nunca más un roce.

Tú elegiste a la misma persona para pasar todas las noches,
yo elegí no tener las mismas noches ni a las mismas personas.
Hemos dejado de llorar los dos.

No entiendo porque mis pensamientos regresan a ti,
no comprendo este no amor que te tengo.

Las viejas voces no se escuchan más.
Ya ni los viejos recorren las calles.
Todo está tan desolado.

 Los fantasmas del ayer ya no quieren aparecer más.