Te mostraba el camino, yo tan
segura; Tomados de la mano, iniciamos toda una aventura; La oscuridad el
cómplice perfecto, necesitábamos más horas para cumplir todos nuestros deseos.
Caminamos poco pero recorrimos
tanto, en las madrugadas empacábamos para iniciar nuestros viajes. En la
carretera no se escuchaba nada, algunas veces llanto, en otras las iluminábamos
con nuestra sonrisa. No esperaba tanto, tú deseabas tanto; él tenía un ideal de
mujer, y yo solo era un desorden buscando mi orden perfecto.
Con intenciones, con deseos y
anhelos, imagine recorrer el mundo entero; Pero él era un fantasma, que hermoso
fantasma el que se presentaba por segundos ante mí, cuan feliz fui con mi fantasma. Él
que no temía dar una caricia, expresar sus sentimientos, imaginar todos los
senderos juntos.
Llego el final, no quedo nada, ni
un adiós, ni un último beso. No quedo nada. Acaso no recuerdas los buenos
momentos, acaso el final es tan subestimado para no valorarlo por un
momento. Ni reconciliar el encuentro
para un adiós. No tuvimos un final solo una separación tan cruda y cruel, entre
gritos y llantos, estaba implícito nuestros te amos.
Y pienso el final está próximo,
se aproxima tanto y sin un adiós de por medio.
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