miércoles, 20 de agosto de 2014

El entierro

Sí eres pobre
al cementerio iras,
Sí eres rico
al cementerio iras,
La muerte no mira el bolsillo.

Entre llantos y miseria
unos lloran la partida de su muerto,
Entre conocidos e interesados
otros esconden el llanto.

Unos siguen el protocolo,
otros siguen las costumbres
y nosotros que diablos hacemos
cuando un muerto nos llega.

Una caja de cedro,
una caja de pino,
ya no hay diferencia
cuando existe el lamento.

El velorio,
se convierte en una sala de chistes
las cartas y el licor aparecen,
así velan los pobres a sus muertos.

Y el que tiene a manos llenas
en un salón frió y en silencio
le dan su adiós.

La melodía triste ameniza el entierro,
la esposa con sus cuatro niños
detrás del ataúd,
aquellos inocentes lloran porque no saben que hacer.

Todos salen a sus puertas y le dan sus adiós,
el compadre, mi amigo, mi amante, mi vecino
mi hijo, mi papá.

¡Pam!, ¡Pam!, ¡Pam!
Están saludando al nicho,
pidiendo permiso porque
llega un vecino nuevo.

¡Ah!, ¡Ah!, ¡Ah!
La esposa ya no se aguanto,
empiezan los por qué.

Primero la cabeza
después los pies,
por si quiere salir.

Cuando se asoma el albañil,
sabemos que todo acabo.

Poco a poco hasta el cielo
se despeja de a poco.

La oración para despedir,
el consejo del abuelo,
y la invitación para la cena.

Así se entierran a los muertos.




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