Lolita
quería tocar la luna pero Lolita apenas y podía verla. Lolita vivía donde no
existe el día, solo la noche que es más oscura que un gato negro. Lolita
trabajaba de día y de noche para poder alimentar a sus hermanos, a veces a
Lolita se le olvida comer, calzar o dormir pero nunca se le olvidaba darle de
comer a sus hermanos.
Ella no tenía ni
mamá, ni papá solo tenía tres hermanos y
un perro que le ladraba todo el día porque también tenía hambre.
Ella
no odia ser pobre, ella sabía que tenía que trabajar más que los demás. Todos
los días escuchaba una voz que le decía ¿cómo harás para llegar a la luna
Lolita? Lolita a veces se desmayaba de tanto trabajar, veía sus manos negras y
cansadas y solo podía llorar.
Un
día llegaron varios extraños a ver a Lolita y a su familia les dieron comida,
los vistieron, los bañaron eran unos niños felices. Lolita esa noche durmió muy
muy feliz. Con una sonrisa en el rostro Lolita susurro, estoy lista para ver la
Luna.
Esa
misma noche Lolita fue metida en una cajita blanca y la Luna salió para darle
el último adiós.